El Reiki y Ayurveda

"Iba sintiendo el calor de sus manos, sin que me tocaran, y por momentos, algunas partes de mi cuerpo experimentaban movimientos involuntarios, los músculos se movían solos. Lo más maravilloso es que me iba relajando agradablemente y me tranquilizaba hasta quedarme profundamente dormida. Al otro día, tomaba mi quimioterapia muy descansada, serena y sobre todo, muy positiva a recibir curación…".

"Iba sintiendo el calor de sus manos, sin que me tocaran, y por momentos, algunas partes de mi cuerpo experimentaban movimientos involuntarios, los músculos se movían solos. Lo más maravilloso es que me iba relajando agradablemente y me tranquilizaba hasta quedarme profundamente dormida. Al otro día, tomaba mi quimioterapia muy descansada, serena y sobre todo, muy positiva a recibir curación…".

Marilú Cadilla jamás pensó que le diagnosticaran cáncer. Menos aún, que una terapia milenaria como el Reiki fuera su "medicina" para aliviar efectivamente los terribles efectos secundarios de sus terapias químicas. "Una vez me faltó mi sesión de Reiki antes y después de mi quimioterapia y fueron intolerables los malestares, la indisposición estomacal y los síntomas desagradables de los efectos tóxicos de mi tratamiento… Desde entonces, no me ha faltado esa terapia energética de amor que hace tanto bien", dice Marilú, hija del recordado doctor Arturo Cadilla Viñas, quien fuera fundador del Hospital San Pablo.

El Reiki, o "energía de la vida universal", se originó en Japón y llegó a nuestro hemisferio en los años 70 como una versión de sanación espiritual. Es mucho más que eso. Rei significa "universal" y se refiere a la esencia energética cósmica que penetra y circunda todo. Ki significa "energía vital individual", que fluye y rodea el cuerpo de todo organismo, manteniéndolo vivo. En China, la energía Ki es llamada "chi" y en la India, "prana". El objetivo de un tratamiento Reiki es integrar en forma armoniosa el Rei y el Ki. En una persona sana, la energía viaja libremente por el cuerpo a través de canales energéticos llamados meridianos, que corren de cabeza a pies, nutriendo órganos, tejidos, células y manteniendo las funciones vitales del cuerpo. En los meridianos se ubican puntos que responden específicamente a órganos y sus funciones. En la India no se piensa en términos de meridianos y sí de "chakras": son siete centros de energía ubicados desde la corona de la cabeza hasta la base de la espina dorsal, y otros subsidiarios en las extremidades.

La intención de todas las filosofías y sus técnicas es lograr la armonía de nuestro sistema de energía, y que nuestro ser físico, mental y emocional esté apto para sanarse él mismo. De hecho, la visión china no sólo cree que el chi fluye por el cuerpo, sino que nos rodea y trasciende. De ahí la teoría feng shui, que promueve el arreglo de nuestro entorno para facilitar el fluir de nuestro chi, eliminando obstáculos y áreas donde pueda estancarse.

Precisamente, según la medicina oriental, la enfermedad ocurre cuando se bloquea e interrumpe la circulación de esa energía. Se postula que la alteración del flujo del chi produce un desequilibrio energético interno, o sea, la pérdida de la salud en sus aspectos físico, mental y emocional. Tanto en Japón, como en China y en la India, se conocen diferentes métodos para cultivar y mantener la circulación de esa energía. Quizá haya escuchado del Tai Chi, o del Chi Kung/Qi Gong, disciplinas en las que se practican una serie de hermosos movimientos para mantener el flujo y balance de nuestra energía. Muy similarmente, el yoga usa técnicas de respiración y posturas o "asanas", para balancear el sistema energético.

Asimismo, en caso de enfermedad, se profesan terapias para romper cualquier bloqueo, como la acupuntura, desarrollada en China hace más de 2,000 años y bastante practicada en Puerto Rico, que restaura el balance a través de la estimulación de esos puntos anatómicos en los meridianos, al penetrar la piel con delgadas agujas de metal. En esos mismos puntos, la técnica japonesa de masaje llamada Shiatsu utiliza la presión de los dedos para esos efectos.

Además de ejercicios, acupuntura y masajes reparadores para estimular o restaurar el equilibrio energético, la medicina tradicional comprende terapias de hierbas, alimentación, meditación, cristaloterapia, aromaterapia y otras alternativas.

El Reiki, opción que llegó a ser sagrada y guardada en secreto por monjes del Japón, es una que gana gran popularidad. La energía del Reiki no es manipulativa, no se aplica en masaje; el practicante sólo coloca las manos a varias pulgadas de distancia y la energía fluye hacia el paciente en la intensidad y calidad que éste necesite. El practicante se limita a dirigir la energía que el Universo contiene de forma ilimitada.

"Es algo mágico ver cómo soy instrumento para que a través de mis manos pueda aliviar a una persona afligida, cansada, triste, y verle fuerza, esperanza en sus ojos… sentir que ha retomado el deseo de seguir adelante. Ahí me doy cuenta de que soy canal de algo divino", explica emocionada Lida Torres, una ingeniera iniciada en Reiki I y II, que también es masajista para pacientes de cáncer certificada por el centro hospitalario Memorial Sloan Kettering de Nueva York. "Lo que se experimenta es un inmenso bienestar general. No es la cura, pero es parte de una sanación más profunda que el mismo cuerpo. Somos seres con mente y alma: no podemos sanar sólo el aspecto químico del cuerpo. El médico que así lo piense verá como reincide la condición que trata de curar", agrega quien también está certificada por el Abundant Wellbeing Foundation para impartir yoga a pacientes de cáncer y del corazón.

"El Reiki no se puede explicar. Es como describirle a alguien que nunca ha comido chocolate, cómo sabe. Es una vivencia que hay que experimentar."

Ver para creer

Existen formas de energía tangibles que podemos ver y sentir. Entre ellas, los campos electromagnéticos, como los contornos que rodean las computadoras y todos los dispositivos eléctricos. La Tierra misma, con su núcleo aún candente y en imparable actividad térmica, produce constantemente campos magnéticos por las corrientes eléctricas que fluyen desde su centro. Una pequeña muestra visible es la actividad de una tormenta eléctrica.

A través de la historia, el hombre ha logrado crear instrumentación para poder calibrar la energía que se manifiesta a través de vibraciones, como las ondas de sonido, la radiación o los rayos láser e inclusive la energía eléctrica. De hecho, todas éstas se pueden utilizar en frecuencias controladas para tratar enfermedades.

En contraste, los científicos no han podido medir o reproducir con instrumentos convencionales los campos de energía que conforman a los seres vivos. Somos, en esencia, campos de "bioenergía", también conocida como "energía vital" y "energía putativa". Ésta es la energía o "fuerza de vida" que los chinos llaman "chi" en la medicina tradicional y la misma conocida como "ki" en el Kampo, una filosofía japonesa de sanación, y como "doshas", en la medicina Ayurvédica.

Los terapistas que practican sanación a través de la energía aseguran que los seres vivos recibimos y estamos llenos de esta forma impalpable capaz de fluir a través del cuerpo; que pueden trabajar sobre ella para balancearla e, incluso, verla.

Ciertamente, negar que somos esa compleja masa de energía sería negar al Universo mismo. Aún así, si de "verla" se trata, recordemos el famoso hallazgo ocurrido en el 1939, cuando el ruso Craig Kirlian descubrió el campo magnético humano trabajando en un laboratorio electroterapéutico al ver centellas eléctricas sobre la piel de un paciente y tener la genial idea de fijar encima una placa fotográfica. Desde entonces existe evidencia del campo magnético alrededor del cuerpo humano, que algunos definen como "aura", o energía bioelectromagnética que rodea a todo ser vivo y cuyos colores y patrones son el resultado energético de nuestras emociones, pensamientos y funcionamiento corporal.

Con el método fotosensitivo Kirlian se han medido dramáticos resultados al aplicar distintas terapias energéticas, entre ellas el Reiki. Sin embargo, aún no está descifrado con exactitud qué es lo que se fotografía de la energía. Y aunque se han comprobado sus beneficios terapéuticos, aún no ha sido demostrado científicamente cómo se logran.

Para tratar de resolver estos grandes misterios, diferentes centros de investigación en el mundo realizan estudios simultáneamente. En los Estados Unidos, los Institutos Nacionales de Salud, a través del Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa, invierten millones de dólares en el subsidio y aval de investigaciones clínicas en los principales hospitales de Norteamérica. Todo responde a la gran demanda por las terapias de sanación, especialmente el Reiki, aunque existe otra disciplina también originada en Japón conocida como Johrei, además de otras manifestaciones culturales de "medicina energética", como la oración para la sanación, e incluso las prácticas de los chamanes indígenas.

Estudio de vanguardia

"Aquí en Puerto Rico tenemos varios estudios sobre Reiki en marcha", dice la doctora Carmen Zorrilla, ginecóloga a cargo de la Clínica de la Mujer en el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.

Auspiciado por los Institutos Nacionales de Salud, a través de la institución Research Center for Minority, Zorrilla encabeza un vanguardista estudio de cuatro años para medir cualitativa y cuantitativamente el efecto del Reiki en mujeres que viven con VIH y en mujeres con cáncer de seno. "Los resultados han sido fascinantes. Las pacientes toman terapias y también se dan Reiki. Su salud mejora visiblemente. Les enseñamos cómo empoderarse de sus cuerpos y lograr su bienestar", informa la doctora, iniciada en Reiki I y II, y agrega que los resultados del estudio arrojarán un modelo para otras instituciones similares al Centro de Estudios Materno Infantiles con que cuenta la Clínica, en el que se benefician más de 1,500 madres a través de terapias complementarias, como la meditación, la yoga y el Reiki.

Resultados recientes de otras investigaciones avaladas por los Institutos Nacionales de Salud han coincidido en que los niveles de radiación gama descienden dramáticamente en el cuerpo de un paciente luego de recibir Reiki por un practicante adiestrado. Actualmente, se reclutan pacientes para varios estudios clínicos que prueban la eficacia del Reiki en condiciones crónicas como fibromialgia, cáncer de próstata, neuropatía y sida en estado avanzado. (Para información acceda www.ClinicalTrials.gov)

Se cree que el ajuste que se ha evidenciado con la energía del cuerpo de pacientes tiene que ver con un aumento del campo electromagnético en las manos del terapista. Más interesante aún, en un experimento realizado en la Universidad de Berkeley en California, se usó un pequeño y sensitivo magnetómetro -dispositivo que mide electromagnetismo- llamado "quantum superconductivo" para medir el campo que rodea las manos de un terapista de Reiki. El "quantum" registró campos biomagnéticos grandes y pulsantes emanando de las manos de los terapeutas. Aunque impresionantes los resultados, aún carecen de datos que expliquen científicamente la conexión entre el aumento del campo electromagnético en las manos del practicante y los beneficios sanadores reportados. En otro estudio, un magnetómetro midió y cuantificó un campo biomagnético de frecuencia similar pulsar en personas en meditación, así como en practicantes de yoga y Qi Gong. Estos campos resultaron ser 1,000 veces más fuertes que el campo biomagnético más fuerte que registra el cuerpo humano. Hoy día, muchos laboratorios estudian la manera de aplicar un registro energético de frecuencia muy similar a éste para acelerar la curación de células y tejidos con ciertas patologías. Asimismo, hay cirujanos en el Hospital de la Universidad de Nueva York que integran a practicantes de Reiki al quirófano para impartir la terapia antes, durante y después de sus operaciones.

La práctica Reiki también está reconocida e incorporada al contexto de las prácticas terapéuticas alternativas de la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.). (Para más información, acceda www.who.int.)

Cómo funciona

Las manos del practicante de Reiki se van ubicando sobre unas 15 posiciones correspondientes a los puntos en los meridianos (o "chakras") y emiten vibraciones que disuelven los "nudos energéticos". El sanador o "transmisor" emplea su energía mental y es el conducto por donde circula la energía curativa Rei y es el paciente quien la recibe y se cura a sí mismo con el apoyo de la energía del Universo.

Xenia tomó los adiestramientos del Centro de Yoga del Caribe, en Guaynabo, con la instructora Preet Kaur Khalsa, iniciándose en Reiki I y Reiki II para ayudar a sus dos hijos, quienes nacieron con severas alergias a los antibióticos. "Siempre los llevo al médico para el diagnóstico. Mas, si se trata de alguna infección bacterial, les doy Reiki, los hidrato, les doy vitamina c, los alimento bien y ellos se sanan", expresa Xenia, quien se desempeñó como propagandista médico.

Al enterarse de la condición de su amiga, Xenia ofreció su ayuda. "En otro momento de mi vida, le hubiera dicho, no gracias…", cuenta Marilú, madre de una niña de 8 años, de un niño de 10, y quien lucha con el cáncer desde septiembre del 2003. "… Pero Xenia es un ser de tanta luz, tan amorosa y tan sabia, que enseguida la acepté. Sin el Reiki no hubiera tolerado mi tratamiento. Estoy convencida de que más médicos en Puerto Rico deberían conocer sobre los beneficios de terapias como ésta."

La convicción de Marilú es compartida ahora por su esposo Jorge Rodríguez, ejecutivo de un banco y ex judoka olímpico que disfruta del deporte de la escalada de roca. "Fui testigo del cambio de Marilú. Fue del cielo a la tierra", dice Jorge, sometido a una cirugía reconstructiva en su hombro derecho. "Un día le pedí a Xenia que me diera Reiki a mí también. Ella no sabía de mi operación ni de mis dolores. Sentí calor, vibración y ella se sobresaltó al sentir gran calentura en sus manos cuando las detuvo sobre el hombro operado", continúa Jorge, quien siguió recibiendo Reiki regularmente. "Sentí una enorme mejoría. Mi recuperación era prevista en seis meses y estuve nuevo a los 90 días". Xenia aclara: "No soy sanadora ni tengo poder divino. Soy instrumento de Dios, canal de energía universal. Él obra".

En el Centro de Yoga en Guaynabo, Preet y su socia Ana Rivera han iniciado a más de 50 personas. Se explica que, al avanzar nuestra edad se producen bloqueos internos que dificultan la circulación fluida del Rei. Si el sanador no tiene abiertos sus canales corre el riesgo de usar su propia energía vital Ki para curar y pudiera descargarse. Existe un ritual llamado "alineación de los canales" para abrir los conductos energéticos de aprendices. Con este ritual son considerados "iniciados". "Acuden a nosotros muchos pacientes de cáncer, con artritis, fibromialgia, hipertensión y los resultados son excelentes. Mejoran tanto que sus médicos bajan las dosis de sus medicamentos", dice Preet. "Abren una nueva conciencia de sanación y detoxificación. Se aprende a darse Reiki uno mismo".

Para Lida Torres fue muy importante iniciarse, mas vive convencida de que cualquier persona puede dar Reiki. "Lo más importante es la intención de dar amor y hacer el bien. Un terapista preparado entenderá muchísimo más lo que ocurre, tendrá más herramientas y sus canales más abiertos para protegerse y no descargarse. Mas, si usted tiene la intención de amar y ayudar, puede servir como un maravilloso instrumento del Universo".

Nota: Reproducido con permiso del Periodico El Nuevo Dia